Atado de pies y manos
La victoria obtenida por el partido demócrata en las elecciones legislativas celebradas el pasado martes en Estados Unidos y que le otorga el control tanto del Congreso como del Senado deja al presidente de la nación, George W. Bush, en una situación bastante comprometida.
A diferencia de España, en EE. UU. ambas cámaras tienen la fuerza suficiente para detener leyes, revocar decisiones o restringir la práctica de determinados mandatos. Esto quiere decir que Bush, perteneciente al partido republicano, no sólo está condenado a entenderse con los demócratas, sino que prácticamente está atado de pies y manos ante el filtro a su política que supondrán el Congreso y el Senado.
No obstante, han sido unas elecciones muy ajustadas. Y es que con un sistema electoral dominado por el principio de que el ganador se lo lleva todo, aunque sea por un solo voto, los recuentos de son algo habitual en las elecciones norteamericanas. En este caso, el ejemplo más claro puede encontrarse en que la nueva mayoría de los demócratas en el Senado haya dependido en última instancia de 7.231 votos en Virginia.
En cualquier caso este resultado deja una lectura muy significativa: el castigo de los ciudadanos por la guerra de Irak. Primero cayó José María Aznar en España, después Tony Blair en el Reino Unido y, ahora, le ha llegado el turno a Bush, que aunque mantiene su puesto ya que todavía le restan dos años de presidencia, este resultado supone un tremendo varapalo a su gestión.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home